"Te acaricia, tú la estás oyendo.
Eres frágil, te va poseyendo.
Notas sonarán, que en tu fantasía están.
No rechaces ya, tu don la oscuridad.
La noche nueva música te da."
Charles Hart- El Fantasma de la Opera
Eres frágil, te va poseyendo.
Notas sonarán, que en tu fantasía están.
No rechaces ya, tu don la oscuridad.
La noche nueva música te da."
Charles Hart- El Fantasma de la Opera
Dejarse llevar, no resistirse y caer de lleno en “El Fantasma de la Opera” y en su música de la noche es una mejor forma de pasar un día cualquiera de la semana. Hay que ir sin prejuicios, hay que suspender el descreimiento y entrar cuerpo y alma en la historia y la partitura, que nos envuelva, que nos lleve a la Opera de Paris en 1870 y las criaturas que encerraba.
El inoxidable musical de Andrew Lloyd Webber llega a la Avenida Corrientes por primera vez y nos ofrece una alternativa completamente distinta para pasar la noche de miércoles a domingos. Más de veintiún años después de su estreno en el West End londinense, el “Phantom” aterriza en Buenos Aires luego de varias idas y venidas. Su llegada demuestra que el teatro musical está presente cada vez más en el corazón de la ciudad, haciendo de Buenos Aires el Broadway de Sudamérica.
El éxito de esta obra no reside en un solo ingrediente, sino en la mezcla justa de varios:
No alcanzan los ojos
El éxito de esta obra no reside en un solo ingrediente, sino en la mezcla justa de varios:
No alcanzan los ojos
La soberbia escenografía, que incluye ángeles dorados, elefantes móviles, candelabros que emergen del escenario, una araña de 6000 caireles, es importada de la producción original del musical, al igual que el vestuario, el equipo creativo y el director Harold Prince, responsable de la dirección de la puesta original de 1986 en Londres. El decorado supera lo visto hasta la fecha en materia de musicales en el país, y recuerda por momentos al teatro Colón, a su imponencia y majestuosidad.
La puesta argentina no tiene nada que envidiarle a la que se presenta actualmente en el teatro inglés “Her Majesty´s theatre”, y hasta tiene la ventaja de poder desarrollarse en un espacio mucho más amplio como el que provee el Ópera.
El despliegue escenográfico y de efectos llevado a cabo al descender al oscuro mundo subterráneo del fantasma está muy bien logrado, tanto que uno trata de no pestañear para no dejar nada afuera, absorber hasta el último detalle.
La música en la noche
La puesta argentina no tiene nada que envidiarle a la que se presenta actualmente en el teatro inglés “Her Majesty´s theatre”, y hasta tiene la ventaja de poder desarrollarse en un espacio mucho más amplio como el que provee el Ópera.
El despliegue escenográfico y de efectos llevado a cabo al descender al oscuro mundo subterráneo del fantasma está muy bien logrado, tanto que uno trata de no pestañear para no dejar nada afuera, absorber hasta el último detalle.
La música en la noche
Sin desestimar de ninguna forma a las letras de Richard Stilgoe y Charles Hart, la brillante partitura de Andrew Lloyd Webber habla por sí sola. Sin poseer ningún tipo de experticia en materia de música uno reconoce que la música del “Fantasma de la Opera” tiene vida, movimiento, construye en una sola melodía una atmósfera de terror, de odio, o de ternura y de amor.
Es admirable cómo la música va llevando la historia, cómo ayuda a comprender a los personajes, sin juzgarlos, sino a entender sus actos. Especialmente en el caso del fantasma, una criatura dolida, marginada, sumergida en una obsesión, pero a la vez frágil, capaz de sentir amor. La música es tan dinámica y versátil que nos guía por todas las matices de la personalidad de este complicado “ángel de la música.” Además, el diálogo se siente en un nivel emocional mucho más elevado al ser acompañado por la música.
El director musical de la puesta en Buenos Aires, Gerardo Gardelin hace un excelente trabajo de orquestación y logra transmitir la partitura en forma fiel y potente.
Las dos caras del fantasma
Es admirable cómo la música va llevando la historia, cómo ayuda a comprender a los personajes, sin juzgarlos, sino a entender sus actos. Especialmente en el caso del fantasma, una criatura dolida, marginada, sumergida en una obsesión, pero a la vez frágil, capaz de sentir amor. La música es tan dinámica y versátil que nos guía por todas las matices de la personalidad de este complicado “ángel de la música.” Además, el diálogo se siente en un nivel emocional mucho más elevado al ser acompañado por la música.
El director musical de la puesta en Buenos Aires, Gerardo Gardelin hace un excelente trabajo de orquestación y logra transmitir la partitura en forma fiel y potente.
Las dos caras del fantasma
El rol del “Phantom” exige mucho de quien lo interprete. Por un lado tener que estar en escena cantando dificilísimas notas a todo pulmón durante dos horas, con una prótesis facial, tres pelucas y una máscara. Por otro lado, aún más complejo es lograr ponerse en la piel de tan complicada criatura, tratar de entrar en su mente retorcida de asesino, lograr comprender el porqué de su dolor, de su obsesión, de su necesidad de ser amado y todavía más difícil que entenderlo, poder interpretarlo. Es por eso que en la puesta del Ópera, el rol del fantasma es compartido por dos tenores: Carlos Vittori y Juan Pablo Skrt.
Cada uno realiza una interpretación muy diferente del mismo personaje: Vittori, conocido por su papel de Jean Valjean en la puesta argentina de Los Miserables en el 2000, construye un “Phantom” más frío, parece no haber terminado de adentrarse en él y por ende no logra transmitir todo lo que éste representa. El tenor Juan Pablo Skrt es un fantasma mucho más visceral, con un tono de voz muy poderoso, perturbado, que al quebrarse por momentos nos deja ver detrás de la máscara del Fantasma y entender su sufrimiento.
Christine Daeé, la bailarina que reside en la ópera de París y es el objeto de obsesión del Fantasma al mismo tiempo que su discípula, es interpretada por la mejicana Claudia Cota. La actriz y cantante participó en 1998 en la puesta en escena del “Fantasma…” en Méjico, por lo que el rol no es nuevo para ella; su voz e interpretación sentida de las canciones la hacen una Christine extremadamente creíble.
“El Fantasma de la Opera” no es una obra musical más, prueba de ello son las más de dos décadas ininterrumpidas que lleva en cartel en el mundo. “El Fantasma…” es toda una experiencia multisensorial para cualquier persona que quiera pasar una noche diferente, que esté dispuesta a dejarse invadir por la música de la noche, a sumergirse en la extravagancia de una ópera y a descender por casi tres horas al mundo de sombras y de dulces melodías del “Phantom”.
Si hay algo que este musical nos deja es que a veces, la música transmite más que mil palabras. Así que, sin más que decir, a comprobarlo ustedes mismos...
Cada uno realiza una interpretación muy diferente del mismo personaje: Vittori, conocido por su papel de Jean Valjean en la puesta argentina de Los Miserables en el 2000, construye un “Phantom” más frío, parece no haber terminado de adentrarse en él y por ende no logra transmitir todo lo que éste representa. El tenor Juan Pablo Skrt es un fantasma mucho más visceral, con un tono de voz muy poderoso, perturbado, que al quebrarse por momentos nos deja ver detrás de la máscara del Fantasma y entender su sufrimiento.
Christine Daeé, la bailarina que reside en la ópera de París y es el objeto de obsesión del Fantasma al mismo tiempo que su discípula, es interpretada por la mejicana Claudia Cota. La actriz y cantante participó en 1998 en la puesta en escena del “Fantasma…” en Méjico, por lo que el rol no es nuevo para ella; su voz e interpretación sentida de las canciones la hacen una Christine extremadamente creíble.
“El Fantasma de la Opera” no es una obra musical más, prueba de ello son las más de dos décadas ininterrumpidas que lleva en cartel en el mundo. “El Fantasma…” es toda una experiencia multisensorial para cualquier persona que quiera pasar una noche diferente, que esté dispuesta a dejarse invadir por la música de la noche, a sumergirse en la extravagancia de una ópera y a descender por casi tres horas al mundo de sombras y de dulces melodías del “Phantom”.
Si hay algo que este musical nos deja es que a veces, la música transmite más que mil palabras. Así que, sin más que decir, a comprobarlo ustedes mismos...
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